Escalando en un lugar bello y tranquilo; La cara Oeste del Atxerito.
Un Domingo que terminamos pronto la escalada en las agujas de Ansabere, en lugar de regresar a Linza por el camino habitual, nos dirigimos a ver las paredes que tiene en Atxerito en su cara norte y Oeste y la cara Sur-Este del Chinebral.
Nos impresiono la cara Oeste del Atxerito. Nos fijamos en una enorme fisura que cruza la pared y la placa de color rojizo que había a su izquierda, nos impresiono mucho.
No tardamos mucho tiempo en regresar a este lugar. Esta vez con Mikel Zabalza y desde La Selva de Oza. Fuimos con idea de abrir la enorme fisura. Y resulto que estaba abierta. El incombustible Christian Ravier junto a Christian Desbats la habían abierto en el año 98. “Ni Dieu ni maitre” 200m 6c
No obstante, las ganas de escalar en esta pared no se habían acabado. Unos meses mas tarde, Asier Luke y yo regresamos con idea de adentrarnos en la placa rojiza.
Buscando diedros y fisuras abrimos un primer largo, de 60 metros justos, protegido por varios pitones, Friends y fisureros. Estábamos bajo la inmensa placa rojiza y la mirábamos por donde acometerla. Unas fisuras ligeramente desplomadas, daban paso a unas placas de roca excepcional. Buscando las debilidades de la roca, nos presentamos en una preciosa bavaresa en diagonal que acaba en una pequeña repisa.
Con la bavaresa, la roca ha cambiado del gris compacto y adherente, a un color ocre-rojizo mas pinchudo y con pequeñas lajas inestables. No da el buen punto de la roca gris y la pared sigue por un desplome si apenas debilidades, pequeño, pero parece que hay canto. Inicio el largo, y enseguida me doy cuenta de que abrir este largo me va a costar. Pequeñas costras que se rompen cuando las coges, lajas que amenazan con desprenderse… Poniendo más chapas de las que me gustaría, voy ascendiendo poco a poco limpiando lo que pueda antes de empezar a escalar después de colocar cada chapa. Con esta roca y en esta placa, las protecciones flotantes, son simbólicas, por lo que intento escalar en libre hasta donde mi cabeza me deja y busco un lugar donde colocar un gancho para poder colocar una nueva chapa. Los pasos están saliendo de dificultad moderada y a pesar de ser costoso, voy avanzando.
Cuando llevaba más de 30 metros abiertos, con la mano derecha cojo una lateral pinchuda, subo mucho el pie izquierdo, y cuando le cargo casi todo mi peso, el pie se rompe y me precipito. Mi mano derecha se resiste a soltarse, y uno de los pinchos a los que estaba cogido me levanta toda la falange del dedo corazón.
Juro por haberme caído y cuando me tranquilizo un poco, veo gotas mucha sangre sobre el magnesio. Me he levantado casi toda una falange. Le digo a Asier que me baje a la reunión. A pesar de ponerme esparadrapo, el dedo me duele bastante. Por lo que decidimos bajarnos. No íbamos a poder acabar de abrir la vía en condiciones.
Pasan unas semanas, y un fin de semana de buen tiempo, regresamos con intención de acabar la vía. Subimos los dos primeros largos con mucha mejor sensación que cuando los abrimos. Como se nota la limpieza que hicimos en el primer largo.
Y una vez en la placa desplomada, voy subiendo de chapa a chapa hasta llegar al punto donde me caí la anterior vez. Miro con cuidado la sección, rasco con el martillo los pies de aspecto frágil y consigo llegar a un buen canto donde pongo una chapa. La intensidad de lo que sigue no cesa, pero la gran repisa donde colocaremos la reunión se intuye cada vez más cerca.
Después de escalar la placa desplomada de 55 metros salpicada de regletas llegamos a la gran repisa. Es todo un premio quitarnos los gatos después de no sé cuánto tiempo. Llega Asier y mientras comemos unos frutos secos, disfrutamos del paisaje. El Castillo de Acher en frente, el Midi a la izquierda, sencillamente precioso.
El largo que queda, se intuye más corto pero con una zona desplomada de canto incierto. No obstante una vez en el lío, resulta ser agradable de escalar y con una roca muy buena.
Saliendo por una canal sencilla y evidente, llegamos a la cima de la pared. Una dulce sensación nos invade mientras recogemos el material y charlamos.
¿Que nos deparara el intento de escalarla en libre?
La meteo y los fuertes vientos nos impiden intentar la vía en libre hasta Junio. No obstante, el día que vamos es perfecto. Pasamos la pedrera de acceso a la pared con crampones. Y en la pared pega el sol, pero una ligera brisa nos hace abrigarnos en las reuniones. Pasamos el primer largo con la roca aun fría. El segundo largo es realmente bueno. Recorrido, semi-protegido… Ambientillo! Pero en todo momento, los pensamientos están en el tercer largo. Una vez en la repisa de la reunión, me armo de cintas expres y del cepillo y voy resolviendo todas las secuencias. Los movimientos son atléticos, la gran mayoría sobre regletas pequeñas y enseguida me doy cuenta de que este largo tiene más tema del que me pensaba. La pared es muy continua y apenas ofrece reposos. Llego a la reunión y bajo rapelando y cepillando. En la repisa, comemos algo y estamos un buen rato. Sabía que este largo no te deja darle muchos pegues, por lo que hay que intentar asegurar al máximo.
Me quito los guantes y empiezo a escalar. Con el ritmo de ir de “reposo a reposo” voy subiendo metros. A medio largo tengo la sensación de ir más “petado” de lo que me gustaría, toca sufrir lo que queda de largo. Pero no afloja, es más, hay algún paso de canto pequeño sin apenas pies que es picante. Sufriendo mucho y dándolo todo, llego a la repisa sin caerme. Ufffffff que alegría y que petada!!! Asier llega a la reunión y me felicita. Yo sigo con los brazos hinchados, pero sé que una vez aquí voy a disfrutar del ultimo largo. Y así es. ¡Que roca más buena y que ambiente! Llegamos a la cima con la ligera brisa que nos recordaba donde estábamos. El Acherito se despide con un color rojizo precioso mientras bajamos. Hemos pasado la página de “Iraultza Gorria” pero seguro que volveremos, quien sabe si con intención de abrir una nueva página…